LA PALABRA DE DIOS EN LA VIDA DE CADA DIA

EVANGELIO DOMINICAL



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DOMINGO XVIII TIEMPO ORDINARIO

Domingo XVIII ordinario A  2 de agosto de 2020
Dadles vosotros de comer”



Bonita imagen la que nos presenta hoy el Evangelio. La gente busca a Jesús. ¿Por qué?  Busca a Jesús porque le necesitan. La vida no es fácil y para ellos menos. Llevan una vida de penurias, atosigados por las dificultades, enfermedades e impuestos. Buscan luz en la oscuridad, calma en la tormenta. Buscan vivir. Y en Jesús encuentran vida. Encuentran futuro
Hay alguien que sí les entiende y les acoge,
Saben lo que necesitan y saben quién es el que puede solucionar su necesidad.
Sin necesidad, no hay búsqueda. Sin sed no buscamos la fuente.
¿Tienes necesidad de Dios?

SE COMPADECIÓ Y CURÓ
Así es Dios, padece con nosotros, se alegra con nosotros, sufre con nosotros, no es indiferente a nada ni a nadie. Lo que sufrimos y nos preocupa es lo que le hace sufrir a Él. Va con los ojos abiertos y con el corazón dispuesto.
La misericordia compasiva es un rasgo bien característico de nuestro Dios. Como cantamos tantas veces, “...no eres un Dios que se quede, alegremente en su cielo., tu alientas a los que luchan, para que llegue tu reino…”
Baja a nuestra realidad. Cura nuestra realidad. Hace que nos sintamos reconfortados con su ayuda y su presencia.

DADLES DE COMER
Alguien tiene que darles de comer. No pueden volver a sus casas después de una larga jornada sin alimentarse.  Por eso dice a sus apóstoles: ¡Dadles vosotros de comer! Sorprendidos le dicen lo poco que tienen. Bien lo sabía Jesús, no en vano llevaban tiempo junto. Bien sabe que ellos tenían poco, pero a pesar de todo les dice: “Dadles vosotros de comer”.
Ya sabe que no pueden, que tienen poco, pero lo poco hay que ponerlo encima de la mesa. Parece decirnos: ”No importa, que sea poco o mucho, tú dámelo., compártelo.”. Sólo si le damos a Jesús lo poco que tenemos él lo podrá multiplicar.
Sólo si le ofrecemos nuestro pecado, lo podrá perdonar. Sólo si le entregamos nuestra debilidad, la podrá fortalecer.
¿Qué tienes? Por poco que tengamos, siempre nos tenemos a nosotros mismo, que no es poco. Pues date a Él.

COMIERON Y SE SACIARON
Ha hecho de nuevo el milagro. Ha saciado y curado. Como el maná del desierto, como la pesca abundante y milagrosa.  Dios convierte nuestra debilidad en fortaleza, nuestros miedos en valentía. El pan bendecido y compartido es el signo de la grandeza del compartir y de la bendición de Dios.
Todo lo que le entregas, vendrá a ti ay a los demás multiplicado.

¡Cuántas cosas cambiarían en nuestro mundo, si los cristianos viviéramos este mensaje y confiáramos en la Palabra de Jesús!

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HOMILÍA



CANTOS



DOMINGO XVII TIEMPO ORDINARIO

Domingo XVII ordinario A 26 julio 2020


  • TESORO ESCONDIDO
  • Todos, alguna vez, hemos sido “piratas” en busca del tesoro escondido: euro millón, primitiva, lotería de navidad, quinielas. ¿Quién no ha buscado alguna vez esa suerte?
  • Muchos, todas las semanas. Otros ocasionalmente. Pero casi todos hemos buscado ese toque de suerte que nos sacara de la situación en que estamos, y pudiéramos vivir un poco mejor. Buscamos tranquilidad, quitarnos agobios ante el futuro a veces amenazador. Buscamos seguridad en un mundo tan líquido.
  • Y por eso el evangelio de hoy, quiere hacernos recapacitar, pensar.  Si Jesús y su Reino son un tesoro, el único tesoro, algo nos falta, algo no funciona, cuando no somos capaces de descubrirle, y después vender todo por conseguirle.  Algo no hemos descubierto y algo no hemos descubierto a los demás para que vean en Jesús lo que de verdad anhelan y necesitan.
  • ¿Por qué para mí Jesús es el tesoro?  Diez razones. Quizá no sean ni las más importantes, ni las más convincentes. Pero para mí, lo son.
  • 1.- PORQUE ME DESCUBRE QUE DIOS ES MI PADRE. Un Dios que es papá, Dios es mamá. Y su amor por mí, es tan grande, tan inmenso que nada ni nadie lo puede superar. Es mi seguridad.
  • 2.- PORQUE SÉ QUE ME AMA. Como soy. Sin más. Me ama siempre y todos los días me demuestra de mil maneras su amor.
  • 3.- PORQUE SÉ QUE ESTÁ CONMIGO. Me acoge si después de vender la herencia, vuelvo; me va a buscar si me extravío; me perdona, si me equivoco. ¡Siempre!
  • 4.- PORQUE ME HA LLAMADO A COLABORAR. Cuenta conmigo, quiere que “colabore con Él y con muchos más hermanos para construir un mundo más justo y fraterno.
  • 5.-PORQUE ME HA DECUBIERTO EL VALOR DE SENCILLO, DE LO PEQUEÑO.  Para Dios no hay cosa pequeña cuando el amor es grande.
  • 6.- PORQUE ME HA MOSTRADO EL CAMINO APRA SER FELIZ... Es el camino de la entrega, del dar la vida, del perdón, de la acogida.
  • 7.- PORQUE ME HA DESCUBIERTO QUE LOS DEMÁS, SON MIS HERMANOS. Que no puedo ir a Dios sino voy acompañando a los demás. Que no hay otro camino de amarle sino amando.
  • 8.- PORQUE SÉ QUE HA APOSTADO POR LOS POBRES Y SENCILLOS. PECADORES Y MARGINADOS. No todo es justo en este mundo, pero Dios está con los que sufren. Dios será su justicia Y eso me consuela.
  • 9.-PORQUE EL EVANGELIO ES EL CAMINO PARA CONSTRUIR UN MUNDO MEJOR.  Porque en Él encuentro lo que debo ser, cómo debo actuar, cómo debo vivir.
  • 10.-PORQUE SÉ QUE ESTOY LLAMADO A VIVIR UN DÍA EN SU REINO. Porque me consuela de verdad, que todo lo inconcluso en esta tierra, todo el dolor y el sacrificio, aparentemente olvidado, van a resucitar. Estoy llamado a la vida. Con Él y con los demás.
https://drive.google.com/file/d/1kJ0pMVpvs7X2Aq6v-wT2leTLYTL4TZTt/view?usp=sharing

HOMILÍA


CANTOS





DOMINGO XVI TIEMPO ORDINARIO


Domingo XVI ordinario A 19 julio 2020

UN DIOS, PACIENTE. (SIN RELOJ)

Tenemos experiencia de que hay cosas que nos parecían muy buenas y no lo son tanto, y cosas que nos parecían malas, que tampoco lo son tanto. Personas que a primera vista nos caían mal y que con el tiempo, vemos lo injusto que éramos con ellas. Y la experiencia contraria. Dicen que el tiempo nos pone en el lugar que nos corresponde.
Y desde esta mirada, Jesús hoy en el evangelio, nos propone unas parábolas muy sugerentes. Y muy actuales.
En la de la llamada “de la cizaña”, nos descubre la imagen de un Dios que no tiene prisas, que tiene tiempo, que nos da tiempo. Lo que a veces a nosotros nos falta, parece que a Dios le sobra.
Nosotros, a veces, somos muy radicales, intolerantes. 
·         Condenados sin escuchar y sin atender a razones.
·         Fácilmente aireamos medias verdades o medias mentiras.
·          Hacemos juicios paralelos.
·         Nos dejamos llevar por apariencias y gustos.
·          Murmuramos.
·         Criticamos.
Y la radicalidad e intolerancia nos endurecen. . La sospecha no es buena, la descalificación no es justa y la rigidez mata. Nosotros los buenos, ellos los malos. Nosotros con la verdad, ellos con la mentira.
Creo, después de leer el Evangelio, que la mirada de Dios es algo distinta y algo (o mucho) distante de la nuestra.
Jesús reconoce lo bueno y lo no tan bueno o malo en nuestro campo, en nuestra vida.
Es consciente de que en el Reino crece la buena semilla y crece la cizaña que alguien se encarga de sembrar. En el Reino crece lo bueno y lo no tan bueno.
Es consciente de que nosotros como parte de ese Reino, caminamos entre dos veredas. Reconoce la gracia y le pecado. El don y los talentos, así como no es ciego para descubrir nuestros miedos que nos paralizan, nuestros defectos, nuestro pecado.
Pero nos da tiempo. ¿Cuánto? ¡Mucho!
Jesús bendice y agradece lo bueno siempre. Por pequeña cosa que sea. Siempre agradece el amor, el perdón, la fe, la acción de gracias, el ir de samaritanos por la vida. Y a la vez es paciente, con nuestro pecado.
¿Por qué esta paciencia? Pues yo creo que por dos realidades que confluyen.
·         Primero porque confía en su gracia, en su don, en sus talentos que ha depositado y sigue depositando en cada uno de nosotros.
·         Y segundo, porque confía en nosotros, confía en nuestra conversión ayudados por su gracia.
La paciencia de Dios es amor y confianza. Porque confía en su gracia y confía en nosotros. Confía que un día descubramos su amor, su presencia y una vez descubierta cambiemos de dirección.
¿Qué sería de nosotros si alguien no hubiera creído y confiado nuestras cualidades?’ ¿Qué hubiera pasado si al primer fallo nos hubieran echado del trabajo? ¿Qué padre no pasa horas y horas enseñando a sus hijos y en muchos momentos corrigiendo?
Dios confía en nosotros, y sobre todo confía en Él y en su gracia, que pueden cambar y cambiarnos.
Los tiempos de Dios no son los nuestros. Su contabilidad es distinta.
·         Confía en ti: que llevas dentro del corazón mucho fruto y también cizaña.
·         Confía en los demás, porque sabe su historia, sus circunstancias.
·         Confía en el que está cerca y confía en el que está lejos.


Nos queda, confiar nosotros en Él.

HOMILÍA

CANTOS

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DOMINGO XV TIEMPO ORDINARIO

SALIÓ EL SEMBRADOR A SEMBRAR



Un sembrador: DIOS.
Una semilla: SU PALABRA.
Una tierra: NOSOTROS.
Un fruto: LA SANTIDAD.

Para que haya fruto, hace falta la unión de las tres realidades. Y en este caso, hay alguien que pone mucho, que es Dios.
Dios es el sembrador y es el que siembra la semilla.
Y nosotros somos la tierra.
Sabemos que el sembrador es bueno y generoso. Tenemos constancia que la semilla es escogida y buena. Pero y ¿La tierra?
La tierra somos cada uno de nosotros. Y sin nosotros no hay fruto, aunque Dios ponga casi todo. El resto depende de nosotros. ¿Por eso qué tierra eres?
Según la tierra que seas, según tú prepares tu tierra, la semilla dará fruto. No todas las tierras están preparadas, ni limpias, ni en las mejores condiciones.
1.-Puedes ser tierra al borde del camino: Es tierra dura, incapaz de entender la Palabra. Muchas veces colocamos a Dios al borde del camino, al margen. Acudimos sólo cuando le necesitamos. Nuestro corazón se vuelve como esa tierra, dura, impenetrable. Y así no hay fruto.

2.- Puede ser tierra pedregosa. Hay tierra pero hay piedras. Si no se quitan las piedras, no podrá crecer.  La tierra necesita sus cuidados, su tiempo. Y las piedras es nuestra inconstancia.  No siempre somos perseverantes, cuando llega la dificultad o cuando algo no nos gusta, abandonamos. No nos damos tiempo. Nos cuesta asumir la dificultad, la cruz. Sin asumir la crítica, el pecado, la persecución, la pequeñez…no hay fruto.
3.- Puedes ser tierra entre abrojos. Los abrojos ahogan a la semilla. Ésta crece, pero los abrojos la van asfixiando,  ahogando. La quitan el sol, la luz, el agua, al final se muere. Los abrojos es todo aquello que va ocupando nuestro corazón, lo que ahoga en nosotros la presencia de Dios. Pueden ser las riquezas, nuestros afanes y pretensiones de la vida, nuestros intereses particulares, nuestro egoísmo.  Por una parte nos gusta la idea de tener a Dios, pero… ¿Cómo voy a renunciar al fin de semana?  Me gustaría que ni niña hiciera la comunión…pero eso de llevarla a la catequesis, a la misa durante dos años me parce mucho. Hay realidades en la vida que nos exigen escoger. Y a veces escogemos lo más fácil, no lo mejor y más conveniente.

4.- Pero puedes ser buena tierra, puede ser de la buena gente. No hace falta ser “muy perfectos ni especiales” para ser buena tierra, sino caminar por la vida haciendo un hueco a Dios y a los demás. 
Aquí cuenta la buena voluntad y el esfuerzo.  Aquí cuenta tu oración y los sacramentos. Sabes que no todo es perfecto, que la Iglesia no es como debiera muchas veces, pero ahí estás tú, aportando tu granito de arena. Entonces tu tierra dará fruto. Y no sólo te beneficias tú, sino que también los demás reciben el beneficio.

HOMILÍA 




CANTOS MISA





DOMINGO XIV T. ORDINARIO
DOMINGO  XIV  ORDINARIO A

Algunos recordamos aquella canción que decía:
De tanto correr por la vida sin freno

me olvidé que la vida se vive un momento.

De tanto querer ser en todo el primero

Me olvidé de vivir los detalles pequeños

Me olvidé de vivir
Creo, que salvadas las distancias me parece muy actual, porque vivimos en un mundo donde una de las crisis más importantes, vividas o malvividas, es la crisis existencial. El por qué y el para qué vivimos.
Si no respondemos bien esta pregunta, con hechos de vida, difícilmente vamos a vivir una vida en plenitud. De tanto vivir, me olvide de VIVIR.

Hay realidades y necesidades muy profundas , entre ellas  la búsqueda del sentido de la vida, que no se pueden aplazar, y sobre todo que no se acallan con diversiones, ni  con más o menos tiempo de vacaciones, ni con muchas relaciones ,buen trabajo o alguna  sustancia que nos trasporte “más lejos”.  La crisis existencial es una crisis de abarca a toda la persona y a toda persona, independientemente de su situación y que se hace siempre realidad presente, y con más intensidad en ciertos momentos especiales. Pero lo importante, no es la pregunta, lo importante es la respuesta que demos. De esa respuesta depende nuestra felicidad. Así de sencillo

Cuando esta respuesta no se responde o no se encuentra la respuesta., surge el vacío, el sin sentido, la angustia.


La pregunta la tenemos, la respuesta tenemos que descubrirla, porque también la tenemos. Es cuestión de búsqueda y aplicación.


En el libro “El hombre en busca de sentido” VIKTOR FRANKL   nos describe sus experiencias en un campo de concentración nazi (Auschwitz) y nos recuerda que sólo sobrevivieron a esas situaciones extremas los hombres que encontraron sentido a su vida, al sufrimiento.  El sentido de la vida sólo depende de nosotros mismos, de lo que nosotros hagamos. Nos decía
Pero siendo verdad, ¿Es toda la verdad? ¿No habrá realidades que nos superan, momentos críticos, situaciones?¿ No necesitaremos ayuda?
Los cristianos, entendemos que aparte de nuestra voluntad, somos conscientes de que SI ÉL NO PODEMOS NADA.
Aparte de nuestro trabajo, empeño, ilusión, búsqueda de sentido, esta Dios, que es el hace realidad todo eso y le da verdadero sentido.
Por eso nos recuerda, cuando estéis angustiados, cuando la vida se haga muy pesada, cuando todo os agobia, venid a mí.
Jesús quiere ser nuestro descanso, quiere ser nuestro alivio... Lo hace curando y compartiendo su Palabra.
¿Por qué es nuestro alivio, nuestro descanso?
1.-Porque nos recuerda que somos hijos de Dios. Que nuestra vida tiene sentido no sólo por lo que hacemos sino por lo que somos. Ser hijo de Dios da sentido a todo. Significa que Dios nos ama, y nada ni nadie nos va a arrebatar de su mano.
2.- Porque nuestra Historia es una película “donde siempre van a ganar los buenos”. Por mal que se pongan las cosas, la última palabra de todo la tiene Dios. Un Dios misericordioso que ha apostado por los pobres y sencillos. Las bienaventuranzas, sin buena muestra de ello.
3.- Que la vida se encuentra cuando se pierde. Que la vida se gana cuando se comparte. Que no debemos mirarnos sólo a nosotros mismos.  Nos invita a mirar la realidad con otros ojos, sus ojos, sus manos, sus pies, la de pasar haciendo el bien, samaritanos de la vida.
4.-Nos abre y nos descubre lo transitorio y el definitivo. . Es decir, esta vida es muy importante, iimportantísima. Y esta vida hay que vivirla a tope, y se vive a tope cuando se da, se comparte, se entrega, cuando se aleja de ella el egoísmo. Pero nos recuerda que nos ESPERA OTRA VIDA. Y la otra vida, da sentido a esta.  Que nos falta el capítulo esencial y más importante de la vida.
Por eso para nosotros Jesús es el Camino, la Verdad y al Vida, y conocerle y amarle, es encontrar el sentido de nuestra vida, y la felicidad aquí y ALLÁ.


HOMILÍA




CANTOS







DOMINGO XIII T. ORDINARIO
DOMINGO  XIII  ORDINARIO A


Sumarse a lo pequeño.

Un vaso de agua, de grifo, de fuente, de pozo, no tiene apenas valor, vale muy poco pero, ¡hace ganar el cielo!
1.      Estamos acostumbrados a lo grande, a lo que todo el mundo aplaude, a la canción de moda, a los  youtubers  con más seguidores,  a ponernos los tenis y camisas de una determinada y conocida marca…etc.
2.      La apariencia tiene un valor, la juventud también, la belleza, por supuesto. Si eres joven, guapo-a y con dinero ya eres el no va más.
3.      Sin embargo poco cuenta el que no cuenta, el sencillo, el normal, el que se gana cada día su sueldo con trabajo y miedo a perderlo, el que no puede disfrutar sino unos días en el pueblo en la casa de sus padres, porque este año no puede ser y anterior tampoco se pudo y el próximo, veremos.
4.      No cuenta el que tiene un aspecto distinto, pesa unos kilos de más y ha pasado los cincuenta. Si eres un poco mayor, no muy agraciado y pobre…vales poco, para muchos.

Nadie se suma a lo pequeño.
No cuenta el sencillo, el que hace las cosas sin hacer ruido, el que sonríe aunque llore, el que crea buen clima, el buena-gente…
Jesús se sumó a lo pequeño, por eso nos habla, de la viuda que dando unos céntimos, da todo;  de los lirios o pájaros del campo;  de los niño; y  del vaso de agua. .  De sumarse a lo pequeño.
·        Quizá tu vida no sea una hoguera que da gran luz, pero puedes ser una velita, un pequeño candil que haga que la gente no tropiece.
·        Quizá nunca seas nunca un gran río con mucho caudal, pero puedes ser siempre una pequeña fuente en el camino, que los peregrinos agradecen y beben de ella en las jornadas de calor.
·        Quizá no estés llamado a ser un gran jardín hermoso, donde se pasea, peo puedes ser una flor, dentro de las miles de flores que juntas hacen que el  jardín  sea hermoso.
·        Quizá no sirvas par a hablar en público, para ser catequista, para ser lector o monitor o cantor en la parroquia…pero puedes poner una flores, coger una escoba,  visitar a un enfermo, hacer algo sencillo,  pero grande.
·        Quizá no puedas resolver ningún problema de los que viven cerca, pero puedes escuchar, ser amable, ponerte en comunión, dar una palmada…
·        Quizás no puedas solucionar los problemas del mundo, hacer de nuestra casa común un hogar más justo, solidario y fraterno, pero sí puedes ser tú más justo, más humano y más fraterno.
·        Quizá no puedas muchas cosas que te gustaría, pero siempre puedes orar, ponerlo en manos de Dios, ¡Que no es poco!

Súmate a lo pequeño, a lo que no cuenta, a lo que está detrás, a ser flor, fuente, vela, a esa escoba, a esa oración. Y no te importe lo que otros digan, incluso se pueden reír de ti, en esto sólo importa lo que Él te dice.
Y para sumarse a lo pequeño, no hay excusas, porque basta buena voluntad. Todos tenemos algo, y por poco que tengamos, siempre nos quedará un vaso de agua.

Y después de hacer esto, siéntete feliz con tu vaso de agua.  Su paga es la paz interior que ya sientes y a la vida, la eterna, que te espera.  ¿Quién da más por tan poco?

HOMILIA

CANTOS






DOMINGO XII T. ORDINARIO



“NO TENGÁIS MIEDO TODO VA A SALIR BIEN”


·         Cuentan una anécdota, de que un soldado se había dormido en una guardia. Eso podía ser castigado con la muerte. Enterado Alejandro Magno, le llamó y le preguntó:                                                                        
·         « ¿Cuál es tu nombre?».
«Mi nombre es Alejandro, señor», dijo el soldado.
Entonces Alejandro Magno miró al soldado: directamente a los ojos. «Soldado», dijo con intensidad,     «o te cambias el nombre o cambias tu conducta».
Tenemos muchos miedos.  Nos invaden y hacen que nuestra manera de ser y actuar quede afectada. Miedo a quedar mal, miedo a que se burlen de nosotros, miedo a sentirnos marginados, miedo a perder el prestigio.

Y ese miedo hace que tomemos decisiones a veces cobardes, bajo el título de ser prudentes. ¿Dónde termina la prudencia y comienza el miedo?

En esta pandemia que estamos viviendo, hemos podido sentir miedo por nosotros, por la familia, por la enfermedad. Y nuestra confianza se puede hacer resentido. Y es normal. Ante el futuro incierto, ante la enfermedad, nos pueden temblar las piernas y nos podemos sentir inquietos y paralizados.

Y nos animaba ver en las ventanas esos carteles que decían: “Todo va a salir bien”. Manifestaban la confianza en las personas, en los médicos, en los científicos, en la humanidad para afrontar las dificultades. Y quizá en muchos, la confianza en Dios.

Pero cuando nos miramos sólo a nosotros, a nuestro saber hacer y a nuestras fuerzas, sin duda surgen los miedos y los fantasmas, que condicionan nuestra vida.

El miedo sólo se vence cuando nos abrimos a la confianza, y no precisamente en nuestras propias fuerzas o en nuestro saber hacer. El miedo se vence con la confianza en Aquel que nos ha llamado a la vida, a la misión, y con la certeza de su presencia y de su ayuda constantes.
                     
Cuando somos conscientes de su promesa, entonces todo adquiere otra dimensión, porque sabemos que nunca nos va a fallar, que siempre está con nosotros. Nos ha dado su ejemplo de vida, nos ha enviado su Espíritu, y no se cansa de repetirnos que todo está en sus manos y son manos de Padre.

Lo que Jesús nos dice, lo tenemos colgado en nuestro corazón: “Todo va a salir bien, no tengáis miedo”.  Es la confianza en Aquel que cuida de todo y de todos: de los pajarillos, de nuestros cabellos, de nuestras personas. Y todo va a salir bien porque la última palabra no la tiene ni la enfermedad, ni las dificultades, ni la muerte. La última palabra la tiene Él y es una Palabra de vida.

Mientras tanto, nos queda, animarnos personalmente y vivir comprometidos allí donde estamos. Esa confianza, nos abre al compromiso, al testimonio, a la bondad, a la misericordia, a la fraternidad. Por eso volviendo al principio, podíamos sentir también esta pregunta:

·         ¿Quién eres?
·         Soy tu discípulo, Señor.
·         Pues entonces o cambias de nombre o cambias de conducta.






HOMILIA



CANTOS






EL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE 
DE CRISTO

UN   CORPUS   ESPECIAL
  • No todo es tan negro, hay matices. En tanta oscuridad hay pequeñas luces, pequeños focos que iluminan y hacen podamos caminar sin perdernos.
  • Estamos viviendo esta pandemia, que es como una noche oscura, pero atisbamos horizontes abiertos. Tenemos que ver la vida con esperanza, porque no puede ser que la realidad nos mate la ilusión. Hay oscuridad, pero hay luces.
  • Estamos a las puertas del Corpus Cristi. Una gran fiesta. Y muchos nos preguntamos y este año ¿Cómo lo celebraremos?
  • Pues lo celebraremos. Quizá haya cosas que no podamos hacer, pero quizá es la oportunidad para descubrir otras. Quizá al cerrásenos una puerta se abre una ventana.
  • Evidentemente tendremos que aprovechar las circunstancias. Y darle un sentido religioso, hacer una lectura creyente de la realidad.
  • Quizá lo que el Señor nos pide es que le miremos a Él, que le descubramos a Él mirando la realidad. Que le sigamos adorando y dando gracias, porque Él está. Y tendremos procesión de otra manera. Porque quizá: (con perdón).
  • ·         No hay mejor procesión que aquella que me lleva a descubrir que Jesús pasa a mi lado en tantas personas que en estos días han arriesgado materialmente su vida por salvar a otras (Jesús iba por la vida curando, sanando).
  • ·         No hay mejor custodia, que aquella en la que aparte de Jesús, descubrimos a los que esta pandemia a tratado peor, y a los que han perdido su trabajo, a los más débiles, a los mayores de residencias, a los que ven el futuro negro, a los parados…
  • ·         No hay mejor palio, que aquellos que hacen hoy de buenos samaritanos, personas anónimas, sencillas, instituciones que han arrimado el hombro para superar esta pandemia.
  • ·         No hay mejor canto de adoración, que reivindicar unos derechos a veces conculcados: un derecho al trabajo, a oportunidades. Y como nos recuerda el Papa, a que se invierta en salud lo que invertimos en la carrera de armamentos.
  • ·         No hay mejores alfombras, que aquellas que acortan distancias, que facilitan encuentros, que unen personas y pueblos.
  • ·         No hay mejores pétalos y flores lanzados al aire al paso de la procesión, que aportar a caritas un poco de nuestro dinero en favor de aquellos que cada día llaman a nuestras caritas y bancos de alimentos.
  • ·         No hay mejor aplauso, en estos momentos, que el silencio y el pedir perdón por nuestros olvidos y miradas hacia otro lado.
  • ·         No hay mejor  momento de adoración, que el ir a un templo, y pasar junto al Sagrario unos minutos, agradeciendo a Dios su presencia
  • ·         No hay mejores altares en la calle, que las acogidas  Cáritas parroquiales, el banco de alimentos, la cruz roja, asociaciones de vecinos, personas particulares… que se para y acogen.
  • ·         En todo esto especialmente, está el Señor. Por eso, se me ocurre (con perdón) que tenemos la posibilidad de celebrar un Corpus como Dios manda. Porque el amor a Dios, nos lleva al hermano…y en el hermano encontramos a Dios.

HOMILIA


CANTOS MISA




LA SANTISIMA TRINIDAD

·         amor de Dios en nuestra historia.
           
            Todo en ellos es comunión, relación de amor, de unidad, de familia, de trinidad. Y si Dios es así, se    derivan unas consecuencias para nuestra vida, una manera de ser y de vivir: Un triple compromiso:

Ø  1.-- Nuestra relación con Dios, Padre, Hijo y Espíritu, debe ser también de AMOR. Lo que ellos nos dan nosotros lo recibimos y correspondemos. Por eso el amor se debe convertir en obediencia, en acción de gracias y alabanza.
                                      
Ø  2.-Nuestra relación con los demás debe ser de AMOR. Somos hermanos e hijos y estamos llamados a vivir como tales.  Esto nos invita a que nuestro AMOR, se convierta en actitudes de justicia, caridad y misericordia. Trabajar por un mundo más justo. No podemos aprobar un mundo donde haya tantas diferencias y donde el poder, la fuerza, el dinero sean los que marquen los caminos de relación.

Ø  3.-Nuestro relación con la creación debe ser de AMOR.   El mundo es nuestro Evangelio de la Creación El mundo nos habla de Dios y de su amor. Cuidando lo que Él ha creado honramos a su creador, y posibilitamos el disfrute de los demás. Nuestra relación con lo creado, debe ser también de amor, de equilibrio, de respeto y cuidado de la casa común, como la casa donde se dan estas relaciones.  Cuidar, respetar la casa común es cuidarnos, cuidar a los demás y honrar a su creador.
           

“Porque la persona humana más crece, más madura y más se santifica a medida que entra en relación, cuando sale de sí misma para vivir en comunión con Dios, con los demás y con todas las criaturas. Así asume en su propia existencia ese dinamismo trinitario que Dios ha impreso en ella desde su creación. Laudato si 240”
               


              Homilía  




CANTOS



PENTECOSTÉS


 31 DE MAYO 2020

Todos conocemos la historia de Pinocho. Ese muñeco, creado por su padre que pasa por diversas aventuras y que tiene un hada madrina que le va cuidando y que al final le convierte, de un juguete de madera en un niño de carne. Le da vida, vida humana, llenando así de alegría a su padre y a él.
Yo creo que algo así, salvando las distancias, es lo que obra el Espíritu santo en medio de nosotros.
Tenemos un “hada madrina”, que aunque no la vemos, sabemos que nos acompaña y nos guía con su “varita” con su fuerza para que seamos aquello que estamos llamados a ser: hijos de Dios y discípulos y misioneros.
Sin el Espíritu Santo somos como el Pinocho del principio, seres de madera, incapaces de hacer el bien, vapuleados por la comodidad, la vía fácil, las tentaciones.
Somos barro, debilidad, madera. Pero hay Alguien que con su fuerza y su Espíritu nos hace capaces de llenarnos de alegría, de fuerza, de humanidad.  Sin su ayuda la debilidad se apodera de nosotros, la buena voluntad no sirve, las buenas intenciones se quedan en intenciones, y no seremos capaces de hacer el bien. No podemos ser sus testigos.
Por eso Dios, que sabe nuestra debilidad y sabe a la grandeza que nos invita, Tenemos un mandato grande, bonito que supera nuestras fuerzas: ir a todo el mundo y predicar el evangelio. La misión de Jesús es ahora nuestra misión. Estamos llamados a llevar la misericordia y el amor de Dios a todos los hombres. Pero por muy fuertes que nos sintamos, no podríamos perseverar, no podríamos predicar ni vivir nuestra fe, sin esa ayuda que Dios nos envía.
Desde que reciben el Espíritu Santo, los discípulos, hasta ahora temerosos y débiles, se convierten en fuertes y audaces capaces de superar las dificultades y capaces de superar su miedo y debilidad.
Hoy la Iglesia vive gracias al Espíritu Santo que la acompaña. Por mal que puedan ir las cosas, por dificultades que pasemos, por dudas, por debilidades y pecados que cometemos, tenemos la seguridad de que nuestra grandeza y nuestra fuerza y nuestro éxito no depende de eso, sino de la seguridad de que Dios está con nosotros de que su Espíritu Santo con acompaña. Sus dones nos fortalecen
·         Don de sabiduría
Nos hace comprender la maravilla insondable de Dios y nos impulsa a buscarle sobre todas las cosas

·         Don de inteligencia
Nos descubre con mayor claridad las riquezas de la fe.

·         Don de consejo
Nos señala los caminos de la santidad, nos anima a seguir la solución que más concuerda con la gloria de Dios y el bien de los demás.

·         Don de fortaleza
Nos alienta continuamente y nos ayuda a superar las dificultades que sin duda encontramos en nuestro caminar hacia Dios.

·         Don de ciencia
Nos lleva a juzgar con rectitud las cosas creadas y a mantener nuestro corazón en Dios.

·         Don de piedad
Nos mueve a tratar a Dios con la confianza con la que un hijo trata a su Padre.

·         Don de temor de Dios
Nos induce a no ceder a la tentación, a evitar todo mal. A temer radicalmente separarnos de Aquel a quien amamos...



Homilía





Cantos




DIA DE LA ASCENSIÓN




24 DE MAYO 2020

ESTARÉ AQUÍ MISMO.

No sé si recordáis la escena de la película ET. Ese simpático extraterrestre, ese ser de otro planeta que entabla una especial amistad con dos niños y que viven aventuras disparatadas.  Pero ET no es de esta tierra, y aunque quiere mucho a los niños, añora su tierra, su CASA. La despedida es emocionante, emotiva, nos hizo llorar. En ese momento le trasmite su fuerza y su amistad. El niño se queda triste porque se va su amigo, pero se alegra de que vuelva a su casa con los suyos y sabe que nunca se van a olvidar.
Las últimas palabras de ET a su amigo, son ESTARÉ AQUÍ MISMO.

Pues algo así pasa hoy entre nosotros.  Jesús vino a la tierra. Dios nos ofreció el mejor regalo, el mejor amigo “extraterrestre”. Costó hacerse entender por los suyos, pero poco a poco se fue ganando el corazón de los sencillos. Compartió su vida, nos dio todo, nos habló del padre, del amor, del perdón, de cómo vivir, de qué camino escoger para ser felices. Nos dijo lo que teníamos que hacer y cómo teníamos que comportarnos. Nos habló del pastor que da la vida por las ovejas y del padre que sale en busca del hijo que se fue. Nos habló del Dios que más que Dios es PAPA que a todos ama y acoge sin distinción, capaz de perdona 70 veces 7.  

Fue todo muy bonito y especial. Pero Jesús tenía su casa y su Padre que le esperaban y por eso regresa, y se, mezcla como en todas las despedidas, el dolor de la separación y la esperanza de volverse a ver. Una esperanza segura.

Jesús les recuerda muy bien, que esta separación NO ES DIFEINITIVA.
 Que volverá. “Estaré aquí mismo”, como ET.
Ese es hoy mi sentimiento. No estoy solo, Jesús está conmigo. No lo puedo ver pero puedo sentir su fuerza en mi interior. Una fuerza que como a los discípulos les debe llenar de alegría, en medio de la separación.
El evangelio nos recuerda tres notas muy importantes que mientras esperamos debemos poner en práctica. Hay que esperarle, sí, pero trabajando.

 1 ID Y HACED DISCÍPULOS.
Es nuestra misión. La tarea fundamental que les confía es clara: «hacer discípulos» suyos en todos los pueblos. No les manda propiamente a exponer doctrina, sino a trabajar para que el mundo haya hombres y mujeres que vivan como discípulos de Jesús. Seguidores que aprendan a vivir como él. Que lo acojan como Maestro y no dejen nunca de aprender a ser libres, justos, solidarios, constructores de un mundo más humano

2 .COMPARTIR Y ENSEÑAR
Nuestra misión es ANUNCIAR, PREDICAR. Y se anuncia y se predica no sólo con la Palabra sino sobre todo con la Vida. La fe nos entra por los oídos y por la vista. Por lo que decimos y sobre todo por lo que hacemos. Enseñar a todos la Buena Noticia del Evangelio.-

3.-YO ESTOY CON VOSOTROS:





cantos





6º DE PASCUA

VOLVERÉ



6º DOMINGO DE PASCUA

VOLVERÉ
Las palabras de Jesús suenan a despedida. Parece que Jesús quiere aligerar este momento doloroso de la despedida. Es consciente de lo delicado del momento.
Mientras tanto Jesús, lleno del Espíritu Santo, vive este momento con serenidad, con paz. Ha bebido el cáliz hasta el final. Dios ha cumplido su promesa. Se sabe seguro. Los discípulos lo viven con angustia y dolor. Una angustia y dolor producido por la incertidumbre de lo desconocido.

Todos hemos vivido alguna vez esta sensación de cambio, de sentir que no hay nada firme debajo de los pies. Y esto produce cansancio, miedo y angustia.
Por eso Jesús no se cansa de decirles, algo que ellos difícilmente perciben. Las palabras que nos dice Jesús que difícilmente se asimilan a la primera, necesitan tiempo, silencio y oración, y aun así nos quedaremos cortos.
Son palabras que ellos deben recordar y hacer presente también en su predicación

SIGO VIVIENDO:

Jesús está vivo ya definitivamente Con su resurrección ha vencido a su muerte a y a todas nuestras muertes. No hay muerte, hay vida. Por eso no cabe despedidas traumáticas ni definitivas. Puede haber tristeza, dolor, pero nunca desesperación. No seguimos a alguien muerto.  Como cuando le dijo los padres de la niña muerta: “ La niña no está muerta, está dormida.» Mc 5, 12

VOLVERÉ.

Es su segunda promesa. Volveré. No tengáis miedo. De alguna manera quien promete volver es que no se ha ido del todo. Es una ausencia temporal. No es lo mismo marcharse cuando sabes que no vas a volver o marcharse billete de vuelta. En los dos casos hay separación, pero cuando se tiene la certeza de no volver, la despedida es muy dolorosa, el dolor es inmenso.
Esta promesa, es vivida por Jesús como una realidad. Y ellos saben que Jesús siempre cumple su palabra.

YO ESTOY EN MI PADRE Y VOSOTROS EN MÍ Y YO CON VOSOTROS

Es la tercera estaréis conmigo y con el Padre. Volveremos de lejos, volveremos cansados pero volveremos a la casa del Padre y estaremos con Él. Hemos vagado como hijos pródigos, pero tenemos la certeza de un abrazo, de un vestido nuevo, de unas sandalias y de una fiesta y banquete. Y para siempre.
El tiempo está cumplido y nuestro final no es el olvido y la nada, son los brazos de un Padre y la compañía de un hermano mayor, Jesucristo, y la certeza de que todo se hace en comunidad. Volverá y nos llevará consigo.

Hermanos, esta es nuestra seguridad en los momentos difíciles. Esta es nuestra esperanza. Jesús está vivo y presente, aunque a veces por la dureza de las circunstancias, nos parezca que no es así, Qué no nos ha dejado, y que un día todo volverá a su origen, estaremos con Él y con nuestro padre Dios. Mientras tanto, hermanos, vivamos esta ausencia-presencia con esperanza y haciendo el bien.
NO ESTÁS SOLO, ESTÁ CONTIGO

Es dolorosa la muerte y mucho más para muchos hermanos hoy. Las circunstancias son tremendamente dolorosas. Mucho dolor escondido. Nos unimos a ellos y lloramos con ellos. Y sobre todo, rezamos por ellos y por los suyos.  Dios no deja tirado a nadie: 
son sus hijos y eso basta






HOMILÍA



CANTOS MISA



TIEMPO DE PASCUA

5º DE PASCUA

Volveré y os llevaré conmigo”


Es de entender la situación de angustia que viven los apóstoles. Intuyen la partida de Jesús y que se van a encontrar solos. Cuando alguien que ha sido todo se nos va, nos deja un vacío tan grande, que nos hace cuestionar todo. Y en consecuencia la tristeza y el sin sentido ocupan ese lugar. ¿Qué sentido tiene todo si tú te vas? ¿Qué vamos a hacer ahora?
Por eso Jesús les habla desde el corazón y con unas palabras tan sencillas y tan profundas, que escuchadas hoy, todavía nos estremecen. Seguro que así lo sintieron los apóstoles.

  1. Jesús les trata con tanto cariño y con tanta delicadeza, les habla con tanta claridad que les llegó a lo más profundo del corazón. Les consuela y les habla de un final feliz.

 Si el final es bueno, todo lo demos por bien empleado. Si hemos aprobado una oposición, damos por bien empleados los años de estudio. Si a nuestro hijo lo vemos feliz, damos por buenos tantos sacrificios. Si hemos salido ilesos de un grave accidente, poco nos importa que el coche vaya al desguace. Si la inversión ha sido grande pero el beneficio mayor, no nos acordamos de la inversión. El final da sentido a todo lo anterior. Por eso Jesús nos habla del final y nos habla de cómo conseguir ese final feliz.
Primero: CALMA,
-«Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí”
La fe en Dios y en su hijo Jesús, la confianza en ellos es la razón profunda, el sentido de nuestra vida. Jesús y sólo Él es capaz de llenar el corazón del hombre. Sabemos de su amor, de su empeño, de sus cuidados, sabemos que nos lleva de su mano, por eso nos invita a confiar plenamente en Él. Una fe que es abandono, pero que nace ya de una experiencia vivida. El que pasó haciendo el bien, el que es pastor y padre, el que perdona infinitamente, el que nos ha dado y posibilitado, no nos va a fallar.

Segundo: CONFIANZA Y PACIENCIA
“…volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros”.
Estaremos juntos. Nadie nos podrá separar. La soledad nos pesa. La muerte y la separación nos angustia: ¿Cómo vamos a vivir sin ti? Se preguntan los discípulos, ¿Qué va a ser de nosotros?  Y la respuesta de Jesús no es para salir del paso, no es para quedar bien. “volveré y os llevaré conmigo Estaremos juntos. Y este estar juntos no es un momento, sino que sabe a eternidad.

Y finalmente: TODO ESO PORQUE
-«Yo soy el camino, y la verdad, y la vida”
Es una afirmación contundente. No siempre Jesús ha hablado así, pero en esa intimidad, en esa confesión lo dice categóricamente.
¿No deseamos encontrar el camino, cuando estamos perdidos?  ¡Qué difícil es caminar cuando no hay camino!
¿No andamos buscando verdades, certezas, soluciones, en un mundo tan cámbiate y tan líquido?
¿No deseamos vivir la vida, estirarla, maquillarla, “hacerla eterna”?

En Jesús encontramos la respuesta a nuestras preguntas y a nuestras dudas. Y en Él encontramos la paz del corazón.
·         Evidentemente hay otros caminos. Lo sabemos y quizá los hemos recorrido, pero seamos sinceros: ¿Dónde nos han llevado?
·         Hay otras verdades, pero con minúscula. Sólo en Jesús encontramos la verdad y mi verdad: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? ¿Tiene sentido la vida?
·         Existen otras vidas, pero sabemos que todas tienen fecha de caducidad. La Vida con mayúscula es la eterna, la que Jesús nos regala.

Y ahora cada uno de nosotros tenemos dos opciones. Como siempre ante la palabra de Jesús. Aceptarla o pasar de largo. Ya depende de nosotros.
Es una vuelta definitiva a Jesús. Por eso desde la situación personal en que nos encontremos, sea cual sea, que hagamos un hueco en nuestra vida a Jesús.
 Aunque lo que hoy le rodea, me refiero a la Iglesia, no sea de nuestro agrado. Aunque te hayas sentido defraudado en ocasiones; no comprendido en otras y quizá en alguna rechazado, Jesús es mucho más que la Iglesia, mucho más, infinitamente más. El Evangelio es mucho más infinitamente más que aquello que podamos recibir en los sermones o en las iglesias. Jesús es mucho mejor de lo que tú te puedes imaginar.

HOMILÍA
 Por eso, podemos permitirnos todo, pero no podemos permitirnos dejar a Jesús.  . Él nunca nos va a fallar,



CANTOS






4º DE PASCUA

EL BUEN PASTOR


Recuerdo, de niño, la imagen del pastor y del rebaño. Eran varios los pastores y varios los rebaños. Cada pastor muy de mañana recogía las ovejas y las sacaba al campo.Por la tarde la misma imagen. Siempre delante, con su cayado, sus perros, su voz.
 Caminaba delante.
En ese ambiente nos es fácil, entender la profundidad y la enseñanza de este evangelio que Jesús nos propone. Seguro que para sus contemporáneos tampoco. Captaron con claridad la enseñanza de Jesús.
Jesús se propone como el buen  pastor,. Y nos da las razones:
1.-  El buen pastor  se acerca al redil,  entra por la puerta, ( no asalta el redil)
2.- Llama por su nombre a las ovejas, ( las conoce y le conocen)  
3.- Las saca fuera,  se pone a la cabeza, ( va siempre delante, dando ejemplo, )
4.- Las conduce a buenos pastos.( las alimenta, cuida, protege)
ENTRA POR LA PUERTA
Jesús entra en nuestra vida de frente. No nos asalta. No nos engaña. No coarta nuestra voluntad y decisión. Nos propone la libertad como el mejor ejemplo de autonomía.
LAS CONOCE Y LLAMA POR SU NOMBRE
Conocer es amar. Nos ama y nos conoce. Sólo se conoce bien a alguien cuando se le ama, se le acepta. Él nos ama y conoce nuestra vida. No somos números y menos somos un voto. Cuando llega a nuestra vida, sabe nuestras circunstancias, nuestra realidad. Quien nos ve desde fuera difícilmente nos entiende a veces,
VA DELANTE DE ELLAS
Siempre delante. Marcando el paso y el ritmo. Se acompasa a nuestro paso, a nuestra realidad. Tiene en cuenta que no todas las ovejas están en las mismas condiciones; las hay jóvenes, que se pueden despistar, las hay adultas, que ya saben todo, las hay mayores que les cuesta caminar, las hay fuertes y débiles… Siempre marcando el paso, siempre dando ejemplo. Ir delante es proponer de de palabra lo que ya ha hecho realidad con su vida.
LAS ALIMENTA ( VIDA)
Y viene para esto. ¿Qué busca una oveja? Tener un buen amo y buenos pastos. ¿Qué necesitamos nosotros: tener cerca a Dios, el sentido de nuestra vida, y recibir con abundancia lo que de verdad deseamos, la felicidad, la eternidad, la VIDA.

¿Qué se nos pide a nosotros? Ante tanta generosidad y bondad, no se nos pide mucho, porque Él ha puesto todo, nos pide:

Atender su voz: escuchar,
poner atención. Ante su llamada, ante su Palabra, debemos estar atentos y acoger con interés sus mandatos.  Una escucha atenta y silenciosa. No todas las voces que recibimos provienen de Él. Por eso necesitamos saber discernir y escuchar cuando la voz es de nuestro Pastor. Hay muchas invitaciones, muchas sugerencias, muchos que hablan en su nombre.  Me parece que necesitamos volver cada día con más decisión a la lectura del Evangelio. Una lectura serena., pausada, meditada. Necesitamos escucharla  desde el silencio, estamos en un mundo de ruidos. Y necesitamos escucharla desde todo los que nos rodea, la Voz entre tantas voces)
 Seguirle, y decir  OBEDECERLE:
Se le sigue cuando se le acepta y se hace de su Palabra la norma de vida. Seguir a Jesús no es un sentimiento,  no es sólo cuestión de buena voluntad, es cuestión de vida.
Seguirle, parte de la confianza, como buen pastor, sabemos que quiere lo mejor para nosotros. Aunque muchas veces no veamos, o sea difícil el camino.
Seguir y obedecer a Jesús, es trabajar por el Reino, hacer del Reino nuestra pasión y poner nuestro granito de arena para que sea haga realidad.
Es dejarnos seducir por su persona, buen pastor, 



HOMILÍA






CANTOS MISA


3º  DE PASCUA

EMAÚS Y JERUSALÉN




 La vida no siempre es fácil. No nos sentimos bien tratados muchas veces. Ocurren muchas cosas buenas, también vivimos circunstancias y acontecimientos tristes. Pero quizá entre todas las cosas, una de las que más nos hace sufrir es que alguien nos defraude. Que nos sintamos defraudados. Porque supone que nuestra confianza, nuestro amor no ha sido correspondido, que nuestra esperanza sea truncada, que nuestras ilusiones se las tire por tierra. La experiencia de tantos padres con sus hijos, y se preguntan: ¿Qué hemos hecho mal? La experiencia de un fracaso ¿En qué nos hemos equivocado?
La experiencia es de como “una muerte”, porque lo que daba razón a sus vidas, lo que le daba luz y calor, se ha truncado. Hay que empezar a saber vivir de otra manera, porque quien nos daba  alegría y sentido, ha muerto, ya no está. Nos volvemos de nuevo a la monotonía.
Dos discípulos que han conocido a Jesús, que le han acompañado tantas veces, que le han oído predicar y hacer milagros, se vuelven tristes, defraudados, cansados. El sentido de sus vidas se había quebrado como un castillo de arena cuando vienen las olas fuertes. Volvemos a lo de antes, pero ahora con peor ánimo. Ha sido un sueño, un juguete roto, una ilusión.
Pero algo ocurre:
1.- Jesús se acerca persona se acercó y se puso a caminar con ellos.
Se les acerca en persona (no es una ilusión) y empieza a caminar con ellos. Hay cosas que sólo se pueden vivir en la distancia corta, en el tú a tú. Les acompaña. Se hace el encontradizo, les pregunta la razón de su tristeza. Les deja hablar, que digan todo aquello que sienten, que hablen de sus ilusiones frustradas, de sus deseos no cumplidos, de sus esperanzas. . Acompaña y escucha.

2.- Les explicó lo que se refería a él en toda la Escritura.
Y después de dejarles hablar, toma la palabra. Tiene algo que decirles. Y empieza, no diciendo quien es, parece que fuera lo más lógico, sino les hace recordar, pasar por el corazón,  lo que ellos saben ya, pero que en estos momentos no son capaces de ver y vivir. Les recuerda que se han cumplido las Escrituras, que lo que Dios dijo se ha hecho realidad Explica, enseña, recuerda, hace memoria, de la Palabra de Dios.

3.-A ellos se les abrieron los ojos y lo reconocieron. -«¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras?»
Es lo que hace Jesús,  calienta el corazón. No había pasado indiferente, sin saber quién era,  les ha ido disipando dudas, creando certezas. Su ánimo se había transformado.  Sólo si tu compañía y tu palabra calientan el corazón, harán creíble tu mensaje.  Es tan importante el mensaje como el mensajero. Sólo si el menaje es de vida, llega al corazón transforma, lo hace creíble.  

4.- Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén, y  contaron… 
Nadie puede callar la mejor notica de la historia, la resurrección. Y ahora recorren de nuevo el camino, pero de manera diferente. La tristeza ahora es gozo;  la desgana,  fuerza;  la desilusión, ilusión; la muerte, vida. Por eso no pueden callar tienen que anunciar, esa noticia se tiene que saber, por eso vuelven.
 Así es el camino de Emaús, siempre tiene  vuelta. Y cuentan su experiencia, su vida.
Quizá eso es lo que se nos pide hoy a nosotros. PARA Ser discípulos y misioneros, tendremos que

·         SALIR AL ENCUENTRO. Hay muchos que vuelven desencantados. Vuelven a sus casas sin esperanza, no ven y no encuentran sentido a su vida.
·         ACOMPAÑAR: Acercarnos, caminar con ellos, no juzgarles, escucharles. Sin decir muchas palabras, estando ahí.
·         HABLAR DE DIOS. De lo humano y divino, de la experiencia de Dios que tenemos. Dios tiene para ellos una palabra, un mensaje. No se ha desentendido de nosotros.
·         COMPARTIR. La mesas y el pan, la esperanza, la vida, la Eucaristía, con la confianza de que se les “abran los ojos” para que puedan verle.

Y seguro que muchos vuelve a Jerusalén,  narrando y contando alegres su experiencia con Jesús resucitado.




HOMILÍA



CANTOS  PARA LA MISA

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2º DE PASCUA



TOMÁS, SOMOS TODOS


Jesús ha muerto y ha sido enterrado.  Esto es lo que sabe de verdad Tomás. Todo lo demás le suena a cuentos y fantasías. A promesas que murieron el Viernes Santo. A deseos e ilusiones sin fundamento.  Para Tomás, no hay más realidad que la muerte, que la he visto y tocado con sus manos. 
                              
Ha visto el sepulcro. La resurrección, no la he visto.  Su fe pasa por la vista y el tacto. Por eso, muchos se sienten y nos sentimos identificados con Tomás. Creo que refleja muy bien al hombre y a la mujer de nuestro tiempo, que navegan entre evidencias, que sólo aceptan lo que se puede ver y demostrar, y cuando se habla de la fe y de la resurrección, vuelven la cabeza y sonríen. ¡Es cosa de otro tiempo!

Es verdad que la fe es un don de Dios, es un regalo. Pero como tal, nosotros debemos acoger con nuestras manos. Si alguien llama a nuestra puerta y no abrimos nunca acogeremos al que llama ni recibiremos el regalo de su presencia. Algo así ocurre con la fe en Cristo. Y sabemos que Él llama y llama muchas veces. No se cansa de llamarnos, como a Tomás. No se cansa de ofrecer sus manos y sus pies, y de mostrar la herida del costado.  Ahora está en nosotros. Nos toca dar ese paso que se llama FE, CONFIANZA.

Y no nos va a dejar solos. Sabe nuestras dificultades para creer, como Tomás, por eso se sigue apareciendo en medio de nosotros y nos sigue mandado señales inequívocas de lo que nos ofrece. Nos sigue ofreciendo sus manos y sus pies y el costado para que metamos nuestra mano y creamos.  ¿Cuáles son?  Hay muchas. Sugiero alguna.

1.- EN TANTAS PERSONAS BUENAS QUE NOS ENCONTRAMOS. Son los santos de la puerta del al lado. Hay tanta persona sencilla y buena con la que uno se encuentra que te descubre con su vida, la fe que lleva dentro. Su manera de ser, su manera de vivir, la paz que trasmiten, la alegría que comparten, el talante a la hora de afrontar el dolor y la enfermedad. Tantas personas buenas que de palabra y con la vida nos dicen, lo mismo que las mujeres y los discípulos le dicen a Tomás: “Hemos visto al Señor”.

2.- EN TANTOS ACONTECIMIENTOS: Tristes y alegres, que ocurren cerca o lejos de nosotros. La fragilidad de la vida.  El cuidado de la casa común. La cantidad de ONGs que luchan por un mundo más justo. La Iglesia perseguida que mantiene firme su fe y su testimonio en medio de la persecución. La cantidad de gente comprometida que aporta cada día su granito de arena en favor de los demás. Tantos consagrados anónimos, que nunca saldrán en las noticias pero que como velas gastan su vida ofreciendo su luz. Estas y otras muchas realidades nos hablan de la presencia de un Dios vivo y necesitado que va moviendo los hilos de nuestra historia.

3.- EN LA IGLESIA, COMUNIDAD SANTA Y PECADORA.  Ella es el milagro de la resurrección y del Espíritu. Más de veinte siglos, ofreciendo lo mejor, entre sombras y luces, entre pecados y gracia. Jalonada por tantos santos a través de los tiempos que han intentado hacer y construir el Reino. Esta Iglesia fuerte y a la vez débil; santa y a la vez pecadora, creyente y a la vez tibia. Esta Iglesia es la que sale cada mañana, como las mujeres salieron del sepulcro, para decirnos: “Ha resucitado”

4.- EN LOS POBRES Y MALTRATADOS: Es el lugar privilegiado para sentir la resurrección de Jesús. Ellos nos hablan de su presencia, de su vida. Y fortalecen nuestra fe y esperanza de que otro mundo es posible y que la resurrección será el triunfo, sobre todo, de ellos, que son los escogidos y los bienaventurados de Dios.  En ellos encontramos la certeza de que la resurrección ha abierto una puerta, antes cerrada, ha llenado de esperanza a tanta desesperanza, y nos confirma de que Jesús ya vive en ellos.

5.- EN LA DECLARACIÓN DE LA RENTA 2019: En favor de la Iglesia católica. Quizá pueda sorprender, pero desde una lectura creyente de la realidad, me parece que es hoy un signo que nos invita a mantener viva nuestra fe. No es un tema baladí, pues con “lo que está cayendo”, el escándalo y mal ejemplo de algunos y el descrédito sistemático por parte de otros muchos, que sean 8,5 millones de contribuyentes, no deja de ser un milagro. No deja de ser un dato que nos hace pensar y nos anima seguir confiando. Y sobre todo nos descubre que hay ALGUIEN detrás. Todas esas personas siguen confiando en la Iglesia, en definitiva, en Cristo
Por eso sólo nos queda decir, como Tomás: ¡Señor mío y Dios míos!


HOMILÍA







CANTOS MISA



SEMANA SANTA   PASCUA DE RESURRECCIÓN


LA CHAMPIONS DE LA CHAMPIÓNS

*    Hemos jugado y hemos ganado. Estamos felices y contentos. Nos abrazamos y felicitamos. Parecía todo perdido, pero la remontada ha sido espectacular. ¡Hemos ganado!

*    Este partido que comenzó el Jueves Santo, ha terminado hoy con la victoria.  La Resurrección ha vencido a la muerte. Cristo y su equipo han vencido a la muerte y a su equipo.


*    Ha sido un partido duro y con alternativas. Pero Jesús sacó lo mejor de sí mismo, el mejor equipo: el amor, el perdón, el sacrificio, la cruz, la esperanza, la ofrenda de la vida entregada.  Se rodeó de María, su madre; de Juan, el discípulo fiel; de Nicodemo, el maestro que busca; de José de Arimatea, dispuesto a dar todo;   de la otra María, siempre a su lado. Buen equipo. El mejor.

*    En su equipo, no todos creyeron en la victoria, y algunos se borraron. No aguantaron la presión.  No confiaron en la victoria. No quisieron salir a jugar en el último momento, dijeron a su entrenador que no estaban preparados. Les faltó la confianza y la fe. Y sin eso, difícilmente se cree en y se lucha por la victoria.


*    Y comenzó el partido de la final. La verdad que no pintaba bien. En el primer tiempo, finalizado el Viernes Santo,  todo parecía perdido, cuando ya la esperanza estaba casi muerta,  cuando el árbitro estaba a punto del pitido final, cuando los contrarios ya daban por segura su victoria,  nuestro mejor jugador, metió un gol, un gol especial, La RESURRECCIÓN.  El Gol de la Victoria.

*    Casi nadie se lo creía. Todos lo daban por pedido, incluso algunos ya habían abandonado el campo, muchos celebrando la victoria de la muerte y otros desconfiados de la victoria de la vida. Pero el equipo permaneció fiel y unido hasta el final. Y triunfó. El entrenador les había prometido la victoria y cumplió. Siempre lo había hecho.


*    Y todo se vistió de alegría, de abrazos, de fiesta. ¡Casi no lo creían! Como Tomás cuando se lo cuentan: ¡Es imposible!

*    Ya todo tiene sentido. Ya todo tiene otro color. Hemos pasado del blanco y negro a la alta definición. Hemos pasado de las tinieblas a la luz. Hemos vencido, VIVIREMOS PARA Siempre, NADA NOS PODRÁ APARTAR YA DE DIOS.


*    Pero hoy, no sólo ha ganado el equipo de Jesús, han ganado todos. Hoy hemos ganado todos. La victoria es para todos. Para el equipo titular y para los suplentes. Para los que confiaron en la victoria y animaron hasta el final y para los que se marcharon desconfiados. Incluso también, para aquellos que lucharon en contra. La vitoria es para todos.

*    Hoy hemos ganado todos:
·        Han ganado los hombres de buena voluntad, los que intentamos seguir al maestro, los que luchamos por lo pequeño.
·        Han ganado los que formamos esta Iglesia santa y pecadora, que camina entre tropiezos pero que acompaña a los hombres y mujeres al encuentro con Dios.
·        Hoy han ganado los pobres, los que sufren los desheredados, los que ni cuentan, los que aparecen olvidados de Dios, porque hoy les dice… la victoria es para vosotros.
·        Hoy han ganado incluso aquellos que eran del equipo contrario al nuestro. El entrenador ha compartido también con ellos la victoria.  Han ganado incluso aquellos que matan y torturan. Han ganado porque Dios es Padre y es misericordioso y su resurrección es también para ellos. Y han ganado, porque ya nunca más puede vender el odio, la muerte, la injustica.
·        Hoy todos llevamos la misma camiseta, todos estamos en el mismo bando, todos estamos con Cristo, porque Cristo está con nosotros.
¡FELICIDADES POR ESTA CHAMPIONS!
¡FELICIDADES POR LA VIDA DE CRISTO RESUCITADO!

HOMILÍA





CANTOS PARA LA MISA



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SEMANA SANTA  VIERNES SANTO

DERROCHE DE AMOR, CUANTA LOCURA


Así reza una canción de hace tiempo. Sí.  Un derroche de amor, una locura de amor. Bendito derroche, bendita locura. No hay mayor cordura que la locura que nace del amor. Solo el amor explica lo que hoy vivimos y celebramos. Sólo el amor.

Y hoy Jesús nos recuerda que “no hay mayor amor que dar la vida por los amigos”. Lo había dicho y lo cumple.  Nos había dado todo, ahora nos da lo único que ya le queda, su vida y su madre. Y en la cruz, lo hace. Cuando se da la vida, se da todo. Y si no damos la vida, no damos nada. Él nos dio todo. Sin cálculos.

Y nos recuerda, que el amor, todo amor que no pase por la dificultad, la prueba, la cruz, es un amor débil, quebradizo, temporal. La cruz, hace al amor fuerte, de alguna manera lo hace eterno.

El amor que nace de la cruz, no es un amor de verano, con fecha de caducidad. Ni el amor romántico, que como tal suena a imposible. Ni es el amor de película que se queda en la butaca del cine. Ni el amor egoísta que más que amar, busca ser amado. Hoy es un derroche de amor, una locura de amor de Dios para con los hombres.

* Es verdad que es un día triste. Sí. Lo es. Y así lo queremos vivir también. Pero un día triste iluminado con la esperanza.  Y bien sabemos que el dolor, la tristeza, la muerte cuando están regadas de esperanza, se hacen llevaderas. Lo que no es llevadero, lo que es insufrible es el dolor, el sufrimiento sin esperanza.
 *Es el día de la Esperanza. Pero hoy es día de dolor esperanzado. 
La esperanza está asomando en la resurrección que ya se ve en horizonte.
      Pero hay que pasar por la cruz, por el sepulcro, por la espera.
El grano de trigo ya ha caído en tierra. Jesús se “ha sembrado”. Pronto brotará la espiga. El cristiano es el hombre de la esperanza.
Porque todo amor enterrado, brotará. El de Jesús brotará. Y brotará también el dolor, la muerte, la cruz de tantos hermanos nuestros clavados hoy en la misma cruz de Jesús, por el hambre, la injusticia, la persecución, la guerra. Jesús está en todas las cruces, y si está Jesús, hay esperanza.
   * Hoy es un día para el silencio. Sí porque no hacen falta muchas palabras. 
Es día de adoración y de espera. Los amantes no necesitan muchas veces sino mirarse. Las palabras a veces no expresan lo que queremos decir, 
las miradas sí. Es día de mirar a la cruz y al que   en ella está clavado, y pensar. ES POR MÍ. Tanto me ama que está ahí por mí. Día del silencio agradecido.
 *Día de agradecimiento. Porque la palabra que debe surgir de nuestro

 interior es GRACIAS. ¡Que menos! Un Dios que antes que pedirte nada, se da, se entrega, se hace perdón.
Quizá no sepas muy bien qué decirle. Quizá no te salen fáciles las palabras. Sin embargo tenemos un buen ejemplo en el BUEN ladrón. Quizá basta que el digas: “Acuérdate de mí cuando llegues a tu Reino”.



HOMILÍA




CANTOS PARA LA MISA
SEMANA SANTA  JUEVES SANTO

SER CRISTIANO ES: “LAVAR LOS PIES”


* Estábamos ya en la mesa, dispuestos a cenar. Era una cena especial. La Pascua. Y te remangaste, cogiste agua y una toalla y te acercaste a tus amigos para lavarles los pies, sudorosos y manchados por el polvo del camino. Sus ojos no daban crédito, y un silencio profundo llenó la habitación.
Y es que Jesús es la sorpresa continua. Siempre tiene una salida, un as en la manga. Ya lo había hecho muchas veces, les había dejado sorprendidos. No era la primera vez. Pero lo de ahora, superaba todo límite. Y rompiendo el silencio, Pedro, sí Pedro una vez más, levanta la voz, quizá portador de lo que otros muchos también pensaban. Jesús ha traspasado una línea roja y no lo puede permitir

¡Lavarme los pies tú a mí!     
¡Vamos, a mí nunca me lavarás los pies!

Este es Pedro, el amigo, el de corazón grande y el alma de niño. Capaz de lo mejor y también de lo peor. Duro pescador de Galilea. Capaz de sacar la espada para luchar y poco después negar con la palabra a su mejor amigo. Capaz de huir y de volver. Capaz de dar todo y del todo. Este es Pedro. Por eso Jesús que le conoce bien le dice:

Pedro, amigo, deja que te lave tus pies,
porque te estoy dando ejemplo de lo que tú,
de lo que todos vosotros estáis llamados a ser.
No os he escogido para mandar,
ni mucho menos para condenar,
tampoco para que deis hermosos discursos,
ni ocupéis buenos puestos,
sino que os he escogido para que lavéis pies.

Pedro no acaba todavía de entender. En su cabeza sigue habiendo clases, los de arriba y los de abajo, los que mandan y los que sirven, los primeros y los últimos. Por eso contesta a Jesús:

Pero Maestro, nosotros tal vez, pero ¿Tú?
Tú, eres el Señor, eres el Maestro, tú no te puedes bajar tanto. Tú no puedes hacer estas cosas. Tú no Señor.-

Y Jesús, mirándole con cariño le dice:
Pedro, Pedro, ¡Cuánto te cuesta entender lo que es sencillamente sencillo! Pedro, mi Iglesia, de la que tú formas parte, la Iglesia que yo quiero, la Iglesia de la que tú serás la piedra debe ser:
·        Servidora de los hombres anunciadora de buena noticias, anunciadora de paz, consuelo, misericordia y perdón.
·        La Iglesia cada mañana debe mancharse, ponerse el mandil para servir, en las escuelas, en las parroquias, en los hospitales, en los niños, en las familias. En los comedores sociales y en cada cáritas parroquial.
·        Cada mañana debe vestirse de esperanza, porque hay mucho dolor escondido, mucho sufrimiento, mucha sin sentido.
·        La Iglesia Pedro debe vestirse de misericordia, porque todos somos débiles y necesitamos sentir el perdón y la acogida de Dios. Sólo la acogida hoy cura tantas heridas del pasado y del presente.
·        La Iglesia Pedro, cada mañana debe vestirse de fiesta y agradecimiento, porque cada día que amanece, es un abrazo que Dios nos da. Una nueva oportunidad que nos ofrece.
·        La Iglesia, Pedro, debe ser humilde, para saber sobre todo pedir perdón, porque tantas veces en vez de lavar, ha manchado escandalizado.  Y sólo el perdón libera, el dado y el recibido
·        Y eso, Pedro, es lavar los pies. Pedro, mi Iglesia, debe vestirse cada así.  Por eso en la Iglesia son más importantes los que sirven que los que mandan. Y sólo los que mandan saben mandar cuando sirven.
·        Pedro, yo hoy te lavo los pies. Pero mañana tú y todos los que me sigan debéis lavar los pies, las manos, el corazón de todos los hombres. Ese será vuestro trabajo. Porque para quien ama, Pedro, como yo os amo, para quien ama de verdad, el servicio, la entrega , el amor, no es una obligación, es una suerte, es una gracia, es una necesidad, es vida, es alegría. Porque sólo sirviendo hace felices a los demás y eres feliz tú.
·        Y Pedro, sólo cuando sirvas, cuando laves pies, cuando te vistas de misericordia, serás mis discípulo. Por eso, Pedro, déjame hoy que te lave los pies. Mañana te tocará a ti.

Y hoy hermanos, nos toca a nosotros. ¿Somos cristianos? Pues, lavemos pies.




HOMILÍA






CANTOS PARA LA MISA





SEMANA SANTA  DOMINGO DE RAMOS



”VÍVELA CON-PASIÓN”



Lo escuche una vez y la frase se me quedó grabada. Vívela con pasión. Se refería a la vivencia de la Semana Santa. Sin Pasión (muerte) no hay Semana Santa. Sin pasión   (ánimo, fuerza) no hay vivencia de la Semana Santa

Comenzamos una semana muy especial. Sobre todo muy especial para los que caminamos por esta vida con un poco de fe. Y se nos exige un “plus” en estos días para no dejarnos llevar por esta corriente en la que estamos metidos y que sin darnos cuenta nos arrastra. Por eso necesitamos  momentos de paz, de sosiego, de pararnos.

Sabemos que no puede ser una semana “normal”, porque lo que vivimos, celebramos y  compartimos, no es normal. No es algo que ocurra todos los días. Es algo único.   A esto se suma la manera “general” de entender y de vivir  estos días que han pasado, de ser Semana Santa, a semana de la nieve, vacaciones de invierno, días de viaje o de playa. Todo esto nos puede arrastrar, nos puede llevar a donde no queremos. Y como cristianos, respetando todas las opciones, tenemos que tomar la nuestra.



Creo que para solucionar este problema habría que echar “en estos días, mucha “pasión”. Que se traduce en:



1.- PREPARARNOS CON TIEMPO. Las cosas importantes necesitan preparación. La Semana Santa también. No la puedes improvisar. Si has vivido la cuaresma, sobre todo con la escucha de la Palabra, con la oración y con el compartir, estás en buenas condiciones de vivir este tiempo. Pero te puedes ayudar también  de alguna charla, hay muchas y seguro que cerca donde vives; o algún libro, que también les hay. Alguna película, hay muchas al alcance de tu mano.  Y sobre todo acercarte al sacramento del perdón. No es cuestión en esto de cantidad, de muchas cosas,  es cuestión de calidad.



2.- PARTICIPAR EN LAS CELEBRACIONES. Es muy importante. Nuestra fe necesita ser celebrada y vivida  en comunidad. Hay muchas y variadas. Pero hay algunas que son “irrenunciables” para los cristianos: la celebración del Jueves Santo, la Pasión del Señor, El  Domingo de Pascua,  (Vigilia Pascual). Y si hay tiempo, en familia, alguna procesión, o representación teatral, representación de la Pasión, algún  musical. Todo nos ayuda a que estos días sean distintos.



3.- OFRECERSE A PRESTAR COLABORACIÓN. Si puedes. No todos quieren y no todos los que quieren, pueden. En las parroquias siempre hay algo que hacer, desde lo más sencillo y necesario de preparar las cosas, limpiar, poner o quitar flores, mover bancos, … a otros servicios comunitarios, servicio de acogida en el templo, participar en las lecturas, cantos, o servicio al altar. Tú ayuda siempre será bien recibida. Hoy se necesita esa voluntad porque ayudaras a otros a que la Semana Santa sea viva.



4.-BUSCAR CIERTOS MOMENTOS PARA LA ORACIÓN,   LA SOLEDAD.      

 Esto me parece esencial. Jesús se retiraba a orar en los momentos especiales, la noche de Jueves Santo lo hizo en el Huerto de los Olivos. No era fácil lo que iba a vivir. Necesitaba ayuda del Padre. Nosotros también necesitamos esa ayuda. Tenemos la necesidad también de pararnos, de sentarnos, de silencio, de oración. Siempre hay una iglesia cerca, una capilla abierta, un momento en casa cuando ya todo está tranquilo, siempre hay un lugar cercano donde pueda pasear un ratito y encontrarme.



5.- CON LA MIRADA EN LOS POBRES Y EN LOS QUE SUFREN: No puede ser de otra manera. Si miramos al que está en la cruz, su mirada nos hace mirar también a los que hoy siguen  pasando su camino de cruz particular, su pasión. No podemos sentirnos lejos de ellos. Necesitan nuestra presencia y  ánimo. Mirar estos días con sus ojos nos hará descubrir nuevas realidades y perspectivas. Nos harán más humanos y hermanos. Y nos harán más solidarios. Sin ellos, nuestra Semana Santa, no tendrá “pasión” no tendrá sentimiento, no tendrá alma.



6.- Y EN EL HORIZONTE, LA RESURRECCIÓN. Sí, porque ella es la clave para entender y vivir estos días con alegría y esperanza. Ya desde el comienzo, se atisba la resurrección, como el alba da comienzo el día.

Feliz y apasionada Semana Santa.
https://drive.google.com/open?id=1mLyYrIjD-JNzlA_klXYcKz6baGTwcUPG



HOMILÍA




CANTOS PARA LA MISA


 

 



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5º DOMINGO CUARESMA

“Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá”
“Nada en el mundo ayuda a sobrevivir, aun en las peores condiciones, como la conciencia de que la vida tiene un sentido”. “El prisionero que perdía la fe en el futuro estaba condenado”. Así  narra  Viktor Frankl, judío vienés, 1905-1997, en su libro “El hombre en busca de sentido”,  donde narra  la vida de los prisioneros  en los campos de concentración. Solo sobrevivieron los que en todo ese mundo tan cruel encontraron un sentido, una razón.

Sin duda se puede vivir mejor o peor. En un lugar u otro. Con más o menos familia. En un campo de concentración o en lugar paradisiaco. Pero sin sentido, sin fe, humana o religiosa, no se puede vivir. La vida entonces se hace muy cuesta arriba y caminamos ante el sin sentido, que se puede manifestar de muchas y diferentes maneras.  Pero es una pregunta que todos respondemos, aun sin darnos cuenta.
·       Desde no plantearse la pregunta, como el avestruz metiendo la cabeza en el suelo.
·       O estrujando la vida hasta las últimas consecuencias, como si con ello ahogáramos esa necesidad de sentido que todos llevamos.
·       O “maquillando nuestro cuerpo” con un sentido de buscar la eterna juventud.
·       O asumiendo con sencillez que nuestra vida, ésta y la venidera, está en manos de Dios, y las vivimos con confianza, sí, pero también con dudas y sufrimiento.

No podía Jesús pasar de largo ante la cuestión más vital para el ser humano.    ¿Tiene sentido esta vida? ¿Tiene sentido tanto dolor, tanta muerte, tanta injusticia? ¿Tiene sentido la muerte de tantos hermanos nuestros? ¿Por qué Dios no hace nada?
Unas cuestiones que a nadie dejan indiferente, porque todos la tocamos y sufrimos personalmente. No podía pasar de largo, porque entonces nos hubiera dejado huérfanos y sin sentido. Y lo hizo. De palabra, “yo soy al resurrección y la vida”, y de obra, “mete tus dedos en mi costado”, “me voy al padre a prepararos sitio” porque en este contexto debe entenderse su muerte y su resurrección.

Preguntas que desde Jesús de Nazaret tienen una respuesta y un sentido. Pero antes digamos, que:
·                   Aunque tengan un sentido y una respuesta desde la fe, como María ante su hermano muerte, «Sé que resucitará en la resurrección del último día», no nos ahorra dolor, ni sufrimiento, ni vacío, ni dudas. Nada de eso. Los que caminamos por la vida con fe sufrimos, lloramos, nos sentimos mal ante la muerte, el mismo Jesús lloró.
La fe en la vida, y en la Vida,  no nos “vacuna” contra esa realidad. El mismo Jesús experimenta también su rechazo al dolor y a la muerte, aceptada con lágrimas y sangre.
·                   2.- La fe y la confianza en Jesús, lo que creo que sí hace es “darle sentido y valor” a lo que humanamente no lo tiene. Y lo da sentido y valor diciéndonos que la muerte, no es definitiva. La muerte no es el fin de nuestra historia. Que frente a la muerte, está Él que es la RESURRECCIÓN Y LA VIDA. Que frente a nuestras muertes, ciertas, está su resurrección, cierta también.
·                   3.- Y esto nos lleva a vivir con esperanza (con sentido), porque nos ayuda a relativizar lo malo (el dolor, la pobreza, la duda, el sufrimiento, la enfermedad) y a no “dormirnos” en lo bueno, porque por bueno y satisfactorio que sea, no es definitivo.
·                   4.- Y nos invita a valorar y a cuidar la vida, toda vida, desde el principio al final, como regalos que son de Dios.

Y nos encontramos con muchas personas (en la vida pastoral me he encontrado con muchas) que viven de esta manera la realidad de la vida y de la muerte. Y que ante tu déficit de fe y falta de confianza, te dan hermosas lecciones de vida y esperanza, en un momento donde el corazón no miente. Por eso:
- Creemos en la vida y en la resurrección. Porque creemos en la Palabra de Dios y creemos en Jesús. No “tenemos todos los datos, pero confiamos en Él,”…yo creo que resucitará en el último día”.

- Creemos en la vida y en la resurrección, porque creemos en Dios que es Padre. Y Padre de todos, y que su bondad supera nuestras limitaciones, nuestro tiempo.

- Creemos en la vida y en la resurrección, porque creemos en las bienaventuranzas. Porque creemos que este mundo tan injusto, este mundo donde tantos hermanos llevan una vida tan difícil, va a tener una solución, una respuesta por parte de Dios.

- Creemos en la vida y en la resurrección, porque el amor que Dios nos tiene, el amor que se nos ha dado, pide eternidad. El amor de Dios y el amor humano (de madre, de padre, de hijo,…) no es hoy sí y mañana no.

Por eso vivimos con alegría y paz, en medio de dificultades, y esperamos con fe y confianza absoluta en la Vida que Dios nos regala.


  HOMILÍA



CANTOS



 

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4º DOMINGO  CUARESMA

EL CIEGO Y LA LUZ

Nosotros llamamos ciegos a los que carecen del sentido de la vista. Nos encontramos con ellos, y muchas veces sentimos “cierta pena”, por las cosas que no pueden ver, hacer o disfrutar.
También llamamos ciego al alguien cuando no ve lo que tiene delante de sus ojos o no sabe entender cosas evidentes.

Pero raramente llamamos ciego,  a aquellos, que teniendo todos los sentidos, no saben descubrir a Dios en su vida. Ese es el auténtico ciego.  El que no descubre  que Dios está a su lado, el que no descubre a Dios en los demás y el que no le descubre en Él mismo.

El ciego de nacimiento nos representa a todos. Nuestra ceguera es importante. Así vamos por la vida, sin ver, como los fariseos en tiempo de Jesús.  ¿Por qué “estamos ciegos”?
      Porque   percibimos lo superficial de las personas, juzgamos por apariencia, criticamos sin fundamento, sabemos descubrir inmediatamente lo malo y no tenemos vista y corazón para lo bueno.
      Porque no descubrimos  que en lo que cada día nos pasa, hay un  Dios padre que se nos manifiesta.
      Porque no descubrimos que en el bien, la bondad, la belleza y  en cada persona con la que te tropiezas está Dios.

¿Qué nos hace  falta?  Un buen médico, Jesús y una buena medicina, la fe y  el perdón.
      Jesús es el buen médico, es la luz,   porque nos descubre el misterio de un Dios que es Padre, que nos acoge y nos perdona siempre.
      Cristo es la luz, porque nos revela el misterio del hombre y nos enseña lo que es y lo que está llamado a ser. Somos hijos  de Dios y hermanos.
      Cristo es luz, porque nos descubre ver el valor de los pequeños, de los pobres y de los que sufren.
      Cristo es luz, porque ve y conoce lo que hay en el corazón de cada hombre y no se fija  en las apariencias.
      Cristo es luz, porque clarifica los valores, poniendo como centro y fundamento de todo al amor.
      Cristo es la luz, porque a través de él, sabemos encontrar el sentido de quienes somos, para qué vivimos, qué y quién nos espera.
      Cristo es luz, porque nos señala el camino de la felicidad, las bienaventuranzas.
      En Cristo todo es luz: su persona, su vida, su muerte, su resurrección, sus palabras, su enseñanza, todos sus gestos de servicio, de ayuda, de perdón.
Y cuando esta luz se acerca a nosotros pone de manifiesto nuestra oscuridad, nuestra suciedad, nuestro polvo, nuestra ceguera.
Como al ciego del evangelio, Jesús probablemente nos pedirá que vayamos a lavarnos a la piscina de Siloé. Quizá hoy para nosotros esa piscina se llama  reconciliación. Por eso en todo tiempo, pero en este de manera especial, si queremos ver,  debemos lavarnos y el sacramento de la misericordia nos lava y nos devuelve la vista perdida.

Que dejemos que la luz de Cristo ilumine todos los rincones de nuestra vida y cure nuestra ceguera, y que al mismo tiempo, seamos con nuestra claridad, luz para cuantos nos rodean. Y al final, podamos decirle como el ciego del evangelio: “Creo, Señor”.

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CANTOS
 

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  DOMINGO CUARESMA A


EN BUSCA DEL GUA VIVA

No sabemos su nombre, pero todos te conocemos por “la Samaritana”. La mujer, que con el cántaro  en la cabeza se  fue a sacar agua al pozo que está a las afueras del  pueblo, cuando aprieta el calor y el sol se vuelve fuego. Cuando sólo el agua calma y consuela.

No sabemos tu nombre pero sí que eras conocida en el pueblo. Que eras una mujer buscadora, sedienta. Has buscado hasta en siete fuentes, pero no han apagado la sed que llevas dentro. Las fuentes en que bebiste no han calmado  la sed del corazón y del sentido de la vida. Por eso sedienta, sigues buscando saciar la sed.

Él está en el brocado, sediento y cansado del camino. Solo, los demás se han ido al pueblo. Y te  ha visto ya desde lejos y ha conocido lo que bulle en tu interior. Te estaba esperando, junto al pozo, a la sombra. Y te  ha pedido agua y se la has negado, sólo porque era judío. Brotan  de nuevos las antiguas rencillas que han separado a judíos y samaritanos y pareces decirle: “A los judíos, ni agua”.

Pero la negativa no le ha hecho retroceder. Lo importante no es esta agua que se saca con cubo, le interesa  descubrirte que la que está sedienta eres tú. Que estás sedienta  de acogida, de amor, de ser bien tratada. Bien sabe que no habías cometido otro delito sino el  buscar ser feliz. Y en el fondo quien busca ser feliz, está buscando a Dios, porque Él es el único que de verdad puede calmar nuestra sed.

Tu sorpresa se fue convirtiendo en alegría. Tu incomodidad ha dejado paso a la calma. Tu negativa se ha convertido en un dialogo profundo. ¿Quién es este que me conoce mejor que yo  misma? ¿Quién es este que no condena, como estaba acostumbrada, sino que me trata con respeto y cariño? ¿Quién es este capaz de descubrirme su corazón?

¿Y si fuera verdad lo que me está proponiendo? Y ¿Si de verdad fuera el Mesías que esperamos?

No pude callar y así lo conté a mis paisanos. No podía guardar sólo la para mí esta buena noticia.  Y desde entonces fui otra.
Aquella tarde, la que fue a sacar un poco de agua con el cántaro al pozo, regreso con la FUENTE INAGOTABLE DE AGUA VIDA. La que colma y calma la sed del corazón.

A Jesús no le importa tu pasado, ni tus “maridos”, ni tus idas o venidas. Le importa tu sed y tu felicidad. No importa lo que otros dicen no como te juzgan. Le importas tú y solucionar las hemorragias interiores que te desangran.  Detrás de cada “sed” que todos llevamos dentro, hay un Jesús sentado en el pozo para darte el agua vida. Detrás de nuestra sed hay un Dios dispuesto a ser agua viva.
Desde hoy, todos los sedientos de Dios un día, más temprano que lejano, se encentrarán con el agua viva.  Desde hoy quien busca a Dios, le encuentra, porque siempre se hace el encontradizo con todo aquel  que le busca con sincero corazón

HOMILÍA



CANTOS
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2º. CUARESMA. A

VIVIR EL GOZO DE SER DISCÍPULOS
Todos hemos experimentado en la vida la experiencia de “Tabor”. Una reunión familiar, el primer amor, un viaje, un fin de carrera, el nacimiento de un hijo, un puesto de trabajo. Y nos hemos dicho, ¡Qué pena que se termine! ¡Qué bien estamos aquí!
Jesús ha sido siempre muy claro con sus apóstoles, les ha dicho que estar con Él y seguirle es en muchos momentos dificultoso, es cruz,  es ir contra corriente. No ha querido engañar para buscar un voto o una aceptación.
Y vivimos esa experiencia. De una o de otra manera experimentamos el sufrimiento, la cruz, la dificultad, la tensión, y hemos llegado alguna vez a preguntarnos si todo esto vale la pena. No es fácil gestionar la vida con alegría cuando ésta se hace difícil de vivir. ¿Vale la pena seguir poniendo la otra mejilla? ¿Vale la pena seguir trabajando por un mundo más justo? ¿Vale la pena seguir sembrando semillas de evangelio en esta tierra?
El cansancio, la falta de esperanza, las dificultades, la falta de resultados visibles,  hacen difícil el camino.
Por eso Jesús sube a sus discípulos al Tabor, para que experimenten algo distinto, pero  tanto más real como lo anterior. Por un momento ven con claridad y experimentan personalmente que vale  la pena. Jesús les da un anticipo de lo que un día vivirán plena y eternamente. Por eso dicen, si estamos aquí tan bien, tan felices, no vale la pena bajar.
Por eso este evangelio nos recuerda:
1.- Que bien se está cuando Jesús está en medio de nosotros. Si Jesús vive en tu corazón, si su palabra resuena dentro de ti y se hace vida, si dejas que Él entre hasta lo más profundo, experimentarás ese gozo. Con Jesús todo adquiere dimensiones distintas. La felicidad se multiplica, la paz llena el corazón, las preguntas y las dudas se disipan.
2.- ¡Qué felicidad tan grande nos espera! Esto que gozamos en gotitas un día será como un torrente de vida que nos llenará totalmente. Nos espera el gozo, nos espera la felicidad, nos espera Dios.
3.- Y esa experiencia de gozo, se debe convertir en motor de nuestra vida. Si has experimentado esta alegría, este gozo,  no debes guardarlo en tu corazón. Hay que bajar. Y hay que contarlo. La experiencia personal se vuelve vida cuando se verbaliza, cuando se trasmite. No puedes callar lo que has oído, no puedes silenciar lo que has escuchado, no puedes negar lo que has visto.
4.- Y nuestro relato, sobre todo debe ser desde el gozo y la alegría. Nuestra evangelización debe vestirse cada día de gozo, y que los demás puedan experimentar lo que nosotros hemos experimentado. Dejemos al lado a quienes viven la fe desde la tristeza, desde la resignación, y apuntémonos a que nuestra vida sea un anuncio gozoso de lo que significa ser discípulo de Jesús.
El Tabor es el sello de garantía de que las promesas de Dios ya se han empezado a cumplir aunque la plenitud no será aquí.


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CANTOS



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1º. CUARESMA. A

EN EL DESIERTO


Comenzamos un tiempo nuevo. 
Con el  miércoles de ceniza hemos comenzado 
este tiempo, bonito, 
sugerente y comprometedor que es la cuaresma.
Necesitamos como Jesús entrar 
vez y cuando ir al DESIERTO. 
El desierto es
 la soledad, la ausencia de cosas
y la presencia de Dios.
 Es el lugar donde nada 
te impide encontrarte contigo
 y sobre todo con Él. 
Es pararse, dejar por un tiempo
 lo que nos ocupa,
 y ponernos cara a cara con Dios. 
Escucharle y hablarle.

Y como Jesús, nosotros 
 los cristianos somos tentados,
 es decir, se nos proponen
 cosas, actuaciones,  
con apariencia de bondad, 
pero que nos pueden conducir 
al alejamiento de Dios,
 al olvido de los demás y 
en definitiva a la tristeza y
 al sin sentido.

Vivimos en constante oferta 
 de “tentación”.
 Vivimos a veces al día, sin plantearnos
 ni el antes ni el después 
de nuestras acciones.
 Intentamos disfrutar cuanto más y 
cuanto antes mejor. ç
Satisfacemos nuestros deseos con cosas,
 como si ellas van a
 llenar la sed que llevamos dentro.
Por eso necesitamos
 ir al desierto alguna vez,
 como Jesús. 
Para encontrarnos 
cara a cara con mi verdad
, con el sentido de mi vida. 
Y para encontrarme 
cara a cara con Dios, 
sin que nada ni nadie me pueda interferir. 
Allí me encontraré con mi yo:
 ¿Qué hago? ¿Quién soy? 
¿En qué gasto mi vida? 
¿Cuál es el sentido profundo de mí vivir?
 Y allí me encontraré con Dios,
que sin duda viene a responderme 
a esas preguntas existenciales que todos
 alguna vez nos hacemos o nos haremos.
Porque muchas veces, 
como nos recuerda hoy el evangelio:

1.- VIVIMOS SÓLO DE PAN
Es decir de tejas abajo. Nuestro corazón 
lo ocupan solo las cosas materiales, 
sin trascendencia. 
Mi pan es  lo importante: 
mi trabajo, mi diversión, 
mi familia, mis aficiones, mis viajes.
  Pero el hombre no solo necesita de pan, 
necesita de los demás,
 necesita  de cariño,  
necesita de aceptación, 
necesita de Dios. 
Porque el hambre es tanta
 y tan profunda,
 que sólo Dios y su Palabra 
pueden llenarnos y saciarnos.

2.- TENTAMOS A DIOS
Tentar a Dios es poner
 a Dios a nuestro servicio
 y no al revés. Que Dios haga 
nuestros planes y no nosotros los de Él. 
Tentamos a Dios cuando dejamos a Él
 todo el trabajo y nosotros únicamente
 exigimos sin comprometernos.
Es una invitación a la confianza,
 pero a una confianza trabajada,  luchada. 
 Sabemos que estamos en sus manos,
 y sabemos que cuida de cada uno 
de nosotros, y la confianza 
nos lleva a vivir con gozo
los momentos alegres y
 vivir con esperanza 
los momentos difíciles. 
Nos lleva a aceptar sus planes 
aunque no les comprendamos.

3.- ADORAMOS A OTROS dioses. 
 Nos dicen que respecto a Dios crece 
el número de indiferentes
 Los que viven sin plantearse
 la presencia de Dios.
 Ni les importa el tema. 
Lo han alejado de sus vidas. 
Pero el corazón del hombre
 tiene necesidad de llenarse.
 Y sólo se llena de verdad
 cuando lo llenamos de Dios.
 Si Dios no lo ocupa, 
lo ocuparán otros dioses,
 que normalmente son menos 
exigentes,  menos comprometedores, 
y nunca nos van a saciar del todo. 
Y esos otros dioses, 
nos conviertes en “individualistas,
 indiferentes al otro.
 Si no está Dios estarán “otros dioses”.  
Solo Dios te llena de verdad, por eso
 sólo él puede ocupar tu corazón. 
 Como Santa Teresa nos recordaba, 
“Sólo Dios basta”. 
Y nada que no sea Dios nos basta.

Dejamos que Dios entre un poco más en nuestra vida.
 Nos irá mejor a todos.

https://drive.google.com/open?id=1rgtOSE9Oj3ck-xF2BIQGlkc8BX9sOyvR






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CRISTO REY: Robar el cielo
Robar el cielo en el último momento, eso sí que es saber robar.
 Fue el robo  no del siglo, sino de la historia. 
 El tesoro que había buscado, no tuvo que robarlo,
  se lo regalaron. 
Después de una mala vida, 
de tanto sufrimiento, se le abrieron
 las puertas del paraíso. Con unas breves palabras,
 llenas de confesión y de arrepentimiento,
le robó a Jesús el cielo. Más bien, “Jesús se dejó robar.”



El buen ladrón quedó sorprendido
 por Jesús. Su actitud, su silencio, 
sus palabras. Palabras de  acogida,
 de perdón que le  abrieron  los ojos 
y el corazón.
¿Quién puede hablar así en este momento?
De la boca de los demás salían
palabras de provocación y de burla, 
de blasfemias e insultos.
 De Jesús, oraciones sencillas
 y palabras de perdón. 
 Y eso descolocó a nuestro buen ladrón. 
Debía ser alguien importante, pensó,
  porque hablaba de un reino, 
de un padre, y decidió apuntarse a ese reino
 si tenía tan  buen rey.
Amigo,
 ¿no te llena esta escena de confianza? 
Quizá vives alejado o indiferente a Dios.
 Quizá no te preocupa mucho o
 nada estos temas.
 Quizás llevas años fuera de todo esto.
 Quizá la iglesia y
 los cristianos no te convencemos. 
 O quizá como creyente, escuchas más 
insultos y mofas que palabras de acogida
 y de perdón en la vida de cada día. 
Pero estés en la situación que estés,
 cercano o alejado, indiferente o pasota,
 siempre podrás tener
 un momento de humildad
para elevar los ojos al que 
está en la cruz y decirle 
con palabras sencillas 
lo que sientes y cómo lo sientes, 
cómo estás y cómo te trata esta vida.  
No hace falta muchas palabras, 
sólo que te sientas pobre ante Él, 
porque sólo si te sientes pobre
 te podrá llenar de su riqueza. 
Y no te olvides de decirle  desde
 el corazón:”Tú conoces mi vida, 
tú sabes lo que soy
 y lo que hago, 
tu sabes mis carencias y mis límites…
pero te pido: ¡acuérdate de mí!
Y Jesús de nuevo se dejará robar el paraíso por ti. 
Acuérdate de mí, Señor.
Sabes que no soy el mejor
ni siquiera estoy entre los buenos,
ando “trampeando” en mi vida
que tiene más noches que luces.
Ando robando, 
más bien mendigando 
acogida y calor
misericordia y perdón.
palabras y presencias.
Por una mano amiga, 
por una sonrisa,
por palabra de acogida
daría todo, Señor.
Pero  ya sólo me quedas tú. 
Y ahora que estamos juntos los dos,
en la misma cruz,
animado por tu presencia
 y entereza,
por tu acogida y perdón,
como aquel buen ladrón,
me atrevo a decirte también:
“Que quiero estar contigo, y
quiero de nuevo escuchar
esas palabras que serenan mi alma
“Estarás conmigo en el paraíso”
https://drive.google.com/open?id=1pIZwgHR0F5CuaAkZQUotR2M_pHqrI_uZ
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HOMILÍA 
PARA LA MISA FAMILIAR:
 17 Noviembre de 2019

Con vuestra perseverancia  
salvaréis vuestras almas.
 

Se trae y se muestra a los niños…
familias asamblea...
Foto de un futbolista.
Un cuadro de pintura clásica.
Un bordado bonito.
Una piedra sacada
 de la orilla del mar o de un río.
Una guitarra.
Se pregunta y dialoga:
 ¿Qué hay detrás del triunfo
 de un futbolista…
de un cuadro famoso de pintura, 
de un buen bordado,
 de una piedra
 redonda de río…
de alguien que toca la guitarra?



Hay…. (Mientras van diciendo cosas…)  
se trae un reloj grande…TIEMPO.
  Mucho tiempo. 
      Un futbolista bueno, dedica muchas horas a entrenarse
      Un buen cuadro, muchos días en pintarse.
      Un buen bordado, mucho tesón.
      Un canto rodado, muchas olas de mar.
      Tocar la guitarra, practicar y practicar.
       
o   Cuando hacemos las cosas 
 sin mucho interés, surgen….CHAPUZAS.
o   Cuando dedicamos cariño,
 amor y tiempo, surgen
 COSAS MARAVILLOSAS.
El tiempo es muy importante
 en nuestra vida. Cuando dedicamos 
tiempo a las cosas,
 las damos importancia. 
Si dedicas tiempo a la familia, 
a los amigos, a estudiar… 
es porque lo consideras muy importante.

Y para ser buena persona,
 tienes que darte tiempo, y las cosas 
que no te salen, seguir intentándolas,
 un día y otro….y otro… 
sólo así lo conseguirás. 
Una gran santa Teresa de Jesús, 
decía también que la paciencia todo lo alcanza.

Y para ser amigos de Jesús 
necesitamos paciencia, tiempo, 
constancia, fidelidad es lo que
 el evangelio llama perseverancia. 
Y  ¿sabéis por qué?
 Porque no es fácil. 
Porque ser amigo de Jesús hoy 
no está de moda. 
Porque muchos se pueden reír de nosotros. 
Porque rezar, venir a cate, hacer la comunión… 
supone esfuerzo,
 levantarse más temprano,
 dejar alguna otra cosa, no tener en cuenta
 algunos comentarios,…etc. 
 Pero si lo haces, no sólo un día, 
si “perseveras”,
 sentirás una gran alegría, 
serás mejor y harás 
felices a los demás.

Y si pones este esfuerzo, 
si no te dejas vencer por la vagancia, 
por la comodidad,… 
verás como las cosas te salen bien… 
porque Jesús siempre  
bendice nuestro esfuerzo.
 Para Él,  lo más importante es
 que tú pongas ese esfuerzo, 
lo demás lo hará Él. 
 
Ten confianza en Jesús. 
Todo lo que hagas, por pequeño que sea…
Él te lo recompensará.
 Multiplicará tus cinco panes (tu esfuerzo)
 en un pequeño milagro. 

Sean felices
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